26 de mayo de 2014

Savannah y primeros días de vacaciones

Lunes otra vez... Mi último Blogging Monday en América, y aunque ahora el horario esté un poco loco con esto de las vacaciones, despedidas y planes, he podido hacer un huequecito para contaros mis últimas aventuras.

Como ya sabéis, el jueves acabé el cole, y sí, me dio mucha pena y estaba triste, aunque casi ni hubo tiempo para eso porque fue salir del colegio y Mary me recogió para ponernos rumbo a... Savannah! Savannah es una ciudad antigua que está en el sur de Georgia. Fue una de las primeras ciudades fundadas en el sur, por lo que no tiene nada que ver con la imagen americana que tenemos todos en la cabeza de rascacielos y edificios modernos. Se parecía mucho a Charleston, con la única diferencia que en vez de estar al lado del mar, está al lado de un río, y en mi opinión hay más árboles y parques (en cada esquina, en serio) que en Charleston.




Fuimos con Tonya, mi coordinadora local, y su estudiante de intercambio, Pilar, que como habréis averiguado también es de España. Fue una visita muy fugaz ya que llegamos el jueves por la tarde y nos fuimos el viernes a las cuatro.

Lo primero que visitamos al llegar fue una fábrica de galletas muy famosa de allí, y bueno yo no podía ser más feliz con todas las variedades de galletas que tenían y que podías probar...



Después de cenar estuvimos paseando por la calle turística, que es la que está al lado del río y donde están todas las tiendas de souvenirs. A eso de las nueve teníamos el ghost tour, que consistía en pasear en un carruaje tirado por caballos por toda la ciudad, mientras te iban explicando la historia de Savannah mezclada con historias de miedo. Por ejemplo, cuando pasamos al lado de una plaza famosa donde decapitaban a gente antiguamente, nos contaron la historia de la primera mujer que decapitaron allí, por envenenar a su marido con las flores de un árbol que hay allí (que se supone que son venenosas si haces infusiones con ellas, esto no sé si es verdad pero por si acaso no toméis nada así si vais a Savannah).

El tour duró una hora y fue muy entretenido, algo muy diferente a lo que uno está acostumbrado. Cuando acabó volvimos al hotel a dormir, para prepararnos para el día siguiente.

El viernes compramos tickets para los trolleys que pasean por la ciudad. Son autobuses sin ventanas que van por toda Savannah siguiendo un recorrido, en los cuales te van contando su historia mientras te llevan por los diferentes monumentos y también personajes como Forrest Gump (parte de la película se grabó en Savannah), una mujer rica de la era colonial o una monja Afroamericana de los años 60 se subían al bus y te contaban su historia. Aparte de todo esto, también tenías la opción de bajarte del bus, pasear por la zona que estuvieras, y subirte más tarde.

Pilar y yo decidimos hacer la mitad del tour, bajarnos y recorrernos la ciudad a pie, y luego hacer la otra mitad. Así, pudimos visitar el cementerio (que nada que ver como los cementerios en España, era como un parque con lápidas), una iglesia católica antigua, el mercado de la ciudad, y también ir de compras por una calle, cosa que no hago desde que estoy en España, ya que aquí todo es centro comercial!







A eso de las cuatro nos tocó hacer el viaje de vuelta, que son como cuatro horas y media. Cuando llegamos a casa nos estaban esperando Gary con el hermano de Mary, su mujer y sus dos nietas pequeñas, que habían venido desde Florida a pasar el finde con nosotros.

El sábado por lo tanto, fue día familiar. Por la mañana fuimos a ver un partido de soccer de los gemelos y hacía tantísimo calor que casi nos derretimos. Fuimos a comer fuera y luego volvimos a casa, momento que aproveché para ir a la piscina y ponerme morena. A las cinco fuimos a Stone Mountain, donde fuimos en el tren alrededor de la montaña y también nos quedamos para ver el laser show por la noche. Estábamos la familia entera, incluídos los gemelos y las niñas pequeñas de Florida, que son más ricas! A una de ellas hasta le enseñé el concepto de selfie.




El domingo por la mañana fuimos Mary, Gary, el hermano de Mary, su mujer, las niñas y yo a Cincinnati, una ciudad al norte de Georgia donde vive el otro hermano de Mary. Primero visitamos un monumento a todos los fallecidos en la guerra de Vietnam (o como nos dijeron, conflicto, porque no hubo una declaración de guerra, aunque que conste que yo en historia la llamaba guerra) que originalmente estaba en Texas pero ahora la están trasladando por diferentes estados (no sé como lo hacen).




Fuimos también a comer con él y también a ver el restaurante que había comprado (es chef) y que abrirá el jueves. Un sitio de barbacoa y fried pies, muy americano.

Nos volvimos a Suwanee, y mi amiga Sarah Harrison (que corrió Cross Country conmigo y también estaba en mi clase de mates) vino a mi piscina donde estuve otra vez tomando el sol. Al final se quedó también a cenar, a dormir (y a hacer maratón de mujeres desesperadas, que a ella también le encanta) y a pasar todo el día de hoy conmigo.



El momento que hay que destacar del día de ayer fue cuando recordé mi infancia en los tubos en los que los niños pequeños juegan en el Mcdonalds. Os cuento, resulta que habíamos ido al Mcdonalds a por helados y las niñas pequeñas se metieron en estos tubos que vas gateando y subiendo y al final te tiras por un tobogán. Pues cuando nos teníamos que ir, una de las niñas no quería salir del tubo y tuve que entrar yo a por ella. Después de estar como diez minutos intentando convencerla para que saliera (y que tuviera que entrar su abuela a por ella, yo no debo de ser muy convincente) salgo del tubo y a quién me encuentro? A unas ocho niñas de mi colegio que están mirándome con cara de sorpresa. Y claro, Sarah riéndose un montón de mí... Menos mal que no las volveré a ver jajaja.

Hoy, para acabar este fin de semana de viaje, después de que la familia de Florida se fuera, fuimos a Birmingham a visitar a Ollie. Estuvimos en la casa nueva de Anthony y Jenny, que es preciosa y está al lado de un campo de golf. Como hacía muy buen tiempo Sarah y yo estuvimos fuera hablando y, como no, tomando el sol. Anthony y Jenny tenían un futbolín también, así que después de comer estuvimos jugando, Anthony y Jenny contra Sarah y yo y nos ganaron de una manera... Jenny es demasiado buena jajaja.

A las tres volvimos a Georgia y después de cenar y dejar a Sarah en su casa, Rusty y yo salimos de aventura, bueno, not really, es que después del día entero sentada en el coche me apetecía estirar las piernas así que Rusty y yo salimos a pasear.

Y así acaban mis primeros días de vacaciones. Ajetreadísimos que no me da tiempo ni a pensar en que en cinco días estoy de vuelta en España. ¡Cómo pasa el tiempo! Pero bueno, es tarde y no el mejor momento para ponerse triste, ya tendré tiempo cuando me despida de la mayor parte de mis amigas mañana, en la pool party que hago. Ya os contaré, si tengo tiempo!

Muchos besos!!

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