28 de agosto de 2013

Más vale tarde que nunca.

Tres semanas después, me decido por fin a contar esas primeras experiencias en este país, en Nueva York, con los otros 73 becados.

Tras muchas lágrimas en el aeropuerto por parte de algunos, y de caras nerviosas por otros (yo me incluyo en los primeros), nos pusimos rumbo en esta emocionante aventura cara Estados Unidos.

Después de un vuelo no muy largo, llegamos a Madrid, donde nos quedamos unas tres horitas comiendo, y pasando la aduana.


Última foto en tierras españolas

Y por fin, nos pusimos rumbo a las Américas! Después de un vuelo de nuevo horas, agotador, (aunque tampoco me puedo quejar que fui de las que mas dormí, que se lo pregunten a Sara, Carmen y Clara) llegamos a Nueva York a eso de las tres de la mañana hora española. Un control con una cola eterna, recoger las maletas,  tour nocturno en bus por Nueva York hasta llegar al hotel, reparto de habitaciones y a la cama todos.

El día siguiente lo empezamos con un buen desayuno buffet para coger energías. Luego fuimos a una gran sala donde estaban los demás exchange students. ¡De todos los países! España, Alemania, Suecia, Francia, República Checa, China, Nueva Zelanda, Italia... Allí tuvimos una reunión y después actividades en grupo sobre el High School, la familia, costumbres, que no podíamos hacer...


A eso de las doce, bocata y al bus. Empezamos con otro tour por todo Manhattan, la verdad es que esta ciudad es impresionante.




Después de comprar algunos souvenirs, fuimos al Empire State. No hace falta que diga que las vistas son impresionantes, en la vida había visto nada igual.




Nuestra siguiente parada fue la estatua de la libertad, Fuimos hasta allí en barquito y la vimos desde él. Tuvimos mala suerte porque justo empezó a llover cuando llegamos...


Volvimos a tierra y de vuelta al autobús, esta vez para cenar, en un buffet al lado de Times Square. Había mini hamburguesas, mini pizzas, nuggets de pollo, patatas... ¡Todo muy americano!



Y ya vuelta otra vez al hotel, donde nos repartieron los vuelos del día siguiente, muchos casi lloramos cuando vimos que teníamos que despertarnos a las tres de la mañana. Así que yo me fui directa a la cama, que al día siguiente iba a ser un día muy largo.

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